Los orígenes de Mende.
Comienzan, según la tradición, en el siglo tercero.
En aquella época los habitantes de la futura provincia del Gévaudan son los Gabales.
Los alamanes, pueblo originario del norte de europa, hacen incursiones frecuentes en la zona y consiguen capturan a Privat, evangelizador cristiano.
Privat se niega a renunciar a la fé cristiana y es martirizado cerca de las cuevas del Monte Mimat.
Convertido en un santo famoso, la importante peregrinación a su tumba va a engendrar poco a poco, el desarrollo de una ciudad: Mende.
En la Edad Media…
… la situación geográfica de Mende, al cruce de rutas entre Languedoc y Auvernia, favorece la actividad comercial y artesanal de la localidad, convirtiéndola en una ciudad próspera y poderosa.
En el siglo X, a más tardar, el Obispado tiene su sede en Mende.
En 1161, el obispo Aldebert III del Tournel rinde homenaje al rey de Francia Luis VII en nombre de la diócesis de Gévaudan.
El rey, satisfecho por este nuevo vasallo y deseoso de conservarlo, concede a los obispos el rango de «condes de Gévaudan» y por lo tanto delega el poder temporal sobre la provincia a los obispos de Mende.
Ante la oposición de los barones locales y para simbolizar su nuevo estatuto, el obispo construye murallas cuya forma es todavía la del bulevar que rodea el casco antiguo.
… Mende se convierte en un principado eclesiástico.